SANADO DE CÁNCER DE ESÓFAGO
En junio de 2019, empecé a tener problemas para tragar mientras comía. Concerté una cita con mi médico y, tras algunas conversaciones, acordamos que me hicieran una endoscopia para averiguar si tenía algún problema en la garganta. Los resultados de la endoscopia mostraron una hinchazón justo por encima del estómago y se tomó una pequeña muestra del esófago para examinarla. El médico pidió hablar conmigo y con mi mujer justo después de la endoscopia y nos dijo que había visto una hinchazón justo por encima del estómago y que era probable que fuera cáncer. Increíblemente, ninguno de los dos sintió ansiedad, desesperación u otras reacciones. Esto me recordó a Filipenses 4:8, que habla de tener la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
Después nos reunimos con un oncólogo que programó un programa de quimioterapia y radiación de seis semanas y se solicitó una tomografía por emisión de positrones (PET). La PET mostró que tenía un tumor en el esófago de 7,6 cm de largo, 2,5 cm de ancho y aproximadamente 0,6 cm del tumor sobresalía hacia el esófago.
Después de la primera semana de radiación, me reuní con el radiólogo, que quería saber si estaba teniendo algún efecto negativo, como es común en muchos pacientes. Le dije al médico que me sentía bien y que no había tenido ninguna reacción hasta ese momento. En la segunda semana, me reuní de nuevo con el radiólogo y me sentía bien, sin reacciones adversas. El médico parecía no creer que le estaba diciendo la verdad. En ese momento, le dije que tenía un secreto por el que sentía que no tenía ninguna reacción, y me preguntó cuál era. Le dije: “Rezo antes de cada tratamiento de radiación.” Ella sonrió y dijo: “Qué bien”, y rápidamente empezó a hablar de otra cosa. En la tercera semana, la historia era la misma, y la misma reacción por parte del médico, con un poco más de incredulidad porque a esas alturas ya debería haber tenido algunas reacciones adversas como llagas en la boca, quemaduras en la piel, problemas de estómago u otros efectos negativos.
En la tercera semana, estaba leyendo en Santiago 5:14-15, donde dice: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará.” En ese momento, sentí que necesitaba hacer eso de inmediato. Llamé al pastor Tim Gambino a la iglesia y le dije que sentía que necesitaba que oraran por mí por el cáncer. Él dijo: “Ven a la iglesia y oraremos ahora mismo.” El pastor Tim también le pidió al pastor Rob Stancer que se uniera a nosotros, y los tres nos unimos en oración.
Cuando llegué a casa, era la hora de la cena, y mi mujer y yo nos sentamos y cenamos. Mi mujer me preguntó si tenía algún problema para tragar la comida como antes. Me detuve un segundo y me di cuenta de que no tenía ningún problema. Grité: “¡NO! ¡No tengo problemas para tragar!” En ese momento, sentí que la oración de fe que se había hecho antes me había sanado. ¡Una PET solicitada por el médico demostró además que el tumor ya no estaba en mi esófago!
¡¡ALABADO SEA EL SEÑOR POR SU PODER CURATIVO!!
Don Van akin
